Estrés y Salud

¿Son compatibles?

Comencemos por entender ¿Qué es el estrés?
Es la respuesta del organismo a una demanda real o imaginaria. El cuerpo reacciona a condiciones externas que perturban el equilibrio emocional de la persona, atentando con la calidad de vida.
El estrés tiene dos caras, una negativa llamada “distres” y otra positiva llamada “eustres”.
Una cierta cantidad de estrés, es necesario para romper con la rutina de la vida y hacerla mas interesante. ¿Pero cuanto?

“Hay una frase que compara el estrés con las cuerdas de un violín: demasiado flojas y la música sonará mal, demasiado ajustadas y podrán romperse”.

En la década de 1950 los cardiólogos Friedman y Rosenman, describieron dos patrones de conducta, denominados “tipos A y B”.
Los del tipo A tenían un elevado nivel de competitividad, irritabilidad, intolerancia, un profundo sentido de la impaciencia o urgencia en el tiempo y tienden a involucrarse en más actividades de las que pueden abarcar. La principal característica residía en una inadaptación al entorno debido a un sentimiento de inferioridad, lo que producía una reacción hostil al medio y esa hostilidad seria la base de las alteraciones psíquicas que llevan a la respuesta orgánica del estrés.
Por otro lado estarían los de tipo B con características opuestas.

Robert Eliot, otro cardiólogo distinguido, encontró que las características descriptas para los tipo A y B no siempre tenían las respuestas fisiológicas que se les atribuía y después de estudios, llego a la conclusión que estas características eran “fachadas” y que lo que realmente importaba eran las reacciones internas del organismo. Basado en esto, describió dos tipos de reacciones corporales: el reactor frió y el reactor caliente.
El reactor caliente, es aquel que modifica el funcionamiento del cuerpo, fácilmente evidenciable, ante situaciones que no puede manejar adecuadamente. Mientras que el reactor frió podrá o no gritar o enfurecerse pero su presión y pulso se mantienen imperturbados. Por lo que el primero es el que desarrollaría enfermedades con mayor facilidad.

Normalmente, los signos o síntomas más comunes del estrés son: depresión o ansiedad, dolores de cabeza, insomnio, indigestión, sarpullidos, disfunción sexual, nerviosismo, palpitaciones, diarrea o estreñimiento, dolores musculares, contracturas, entre otros.

Lo que suele pasar a menudo es que debido al exceso de demandas diarias, tratamos de “callar” todo posible grito de nuestro cuerpo con una pastillita. Imposibilitando su expresión. Nos convertimos en “enemigos” de nuestro propio cuerpo.

Es maravilloso cuando nos damos cuenta de nuestro actuar y tomamos la decisión de hacer un cambio. Esto conlleva un tiempo, pero solo el hecho de darse cuenta, proponérselo y actuar en consecuencia, nos va a dar la seguridad, la fortaleza y la perseverancia necesaria para conseguir ese equilibrio emocional tan anhelado.

También hay ciertos tips a tener en cuenta para ganarle al estrés: Conseguir el reposo adecuado, proponerse metas viables y cumplirlas, cuidar la vida social, es importante tener actividades que no tengan que ver con el trabajo, cuidar los amigos, no automedicarse, practicar ejercicios con regularidad, aprender alguna técnica de relajación…

Y siempre. Consultar al medico.

“El estrés es un desajuste entre lo que usted espera de la vida y lo que de ella recibe. Aprendiendo a tener objetivos realizables se ganará salud”
“Controlar el estrés es encontrar un equilibrio entre las presiones y demandas del medio con los recursos que tenemos a nuestra disposición”.